Mi trabajo actual se ha inspirado en la situación mundial de la población de abejas, especialmente por la noticia de unos apicultores franceses perplejos cuando sus colmenas comenzaron a producir una miel azul brillante. Por alguna razón sus abejas se habían alimentado con los residuos producidos por una fábrica local de repostería. Esta miel tan inusual tuvo que ser descartada desgraciadamente ya que no cumplía las normas alimentarias francesas.
Utilizando este evento como parábola moderna, mis piezas representan un futuro distópico de la "naturaleza" consumista moderna: imaginando como podría parecer el mundo si las abejas dejaran de recoger polen y centraran su atención en la recogida de bienes de consumo brillantes. Pienso en mis piezas como "mala miel": un vibrante desencanto de la naturaleza versus el hombre