Siempre me han llamado la atención las cosas imperfectas, paredes viejas que con los años han perdido la pintura, mesas desgastadas por el uso, ropas remendadas...
Todo puede empezar con un hallazgo especial, una rama, una tela sugerente, un trozo de plástico ... entonces comienza el proceso: Me siento en mi taller, me abstraigo de todo y me pongo a pensar con mis manos. A continuación, las piezas aparecen. Las observo y entiendo que incluso recién hechas, habían existido siempre, sólo debían materializarse.
Son mis piezas ‘viejas’ y al mirarlas, sé que han estado siempre en mi cabeza esperando pacientes a ser descubiertas entre los cajones de mi memoria.