La escultura transforma el espacio donde incide, lo realza y lo complementa, lo individualiza y proyecta en él el carácter de sus habitantes, y a la vez su limitación. Mi obra en formato de joya o de escultura portátil aspira a superar estos límites espaciales para asentarse e intervenir continuamente en cualquier espacio que ocupe el portador.
Mi inspiración se encuentra en las formas orgánicas que, en buena parte constituyen también el medio para conseguir el doble efecto: armonía con el cuerpo y contrapunto a la geometría de los espacios humanos.